"He tenido una larga conversación con el conde. Le hice unas cuantas preguntas sobre la historia de Transilvania, y el tema le animó de manera asombrosa. Al referirse a hechos y personajes, y especialmente a batallas, hablaba como si hubiese estado presente en todas ellas. Más tarde lo explicó diciendo que para un boyardo (el orgullo de su familia y de su apellido constituye un orgullo personal, que su honor es el suyo propio, y que su destino es su propio destino. Siempre que se refería a su linaje decía "nosotros" y utilizaba el plural como los reyes. Parecía resumir toda la historia del país.
- Nosotros, los szekler tenemos derecho a sentirnos orgullosos, ya que por nuestras venas corre la sangre de muchas razas valerosas que se batieron como leones por defender su soberanía. Aquí, entre esta vorágine de razas europeas, la tribu de los ugrios trajo de Islandia el espíritu belicoso que le inculcó Thor y Odín, y que sus berserker (en la mitología escandinava, guerreros al servicio de Odín, de fuerza extraordinaria e invencibles cuando se enfurecían; se cubrían con pieles de oso y combatían en una especie de estado de embriaguez), desplegaron con tal ferocidad en las costas de Europa, que sus habitantes creyeron que habían llegado los mismísimos hombres-lobo. Al llegar aquí se encontraron con los hunos, cuya furia guerrera había arrasado la tierra como una hoguera viviente, de tal modo que sus agonizantes víctimas creyeron que por sus venas corría la sangre de aquellas brujas de antaño que, expulsadas de Escitia, se habían apareado con los demonios del desierto. ¡Qué estúpidos! ¿Qué demonio o que bruja fue tan importante como Atila, cuya sangre corre por estas venas? - y levantó los brazos-. ¿Es sorprendente acaso que fuéramos una raza de conquistadores, que fuéramos orgullosos, que cuando los magiares, los lombardos, los ávaros, los búlgaros o los turcos se lanzaron por millares sobre nuestras fronteras les rechazáramos?..."
Diario de Jonathan Harker (Drácula de Bram Stoker)
- Segundo tema del "Drácula" (2012) de Norddrac:
"El conde prosiguió:
- Estamos en Transilvania. Y Transilvania no es Inglaterra. Nuestros usos y costumbres no son las de ustedes, y habrá muchas cosas que le parecerán extrañas... Realmente, es difícil encontrar un solo palmo de terreno en toda esta región que no haya sido abonado con sangre humana, bien sea de patriotas o de invasores. En los viejos tiempos hubo épocas de agitación en que llegaban hordas de austriacos y húngaros, y los patriotas les salían al encuentro -hombres y mujeres, ancianos y niños también- y les esperaban encaramados en lo alto de los desfiladeros, desde donde podían sembrar su destrucción provocando avalanchas artificialmente. Y si los invasores triunfaban, era poco lo que encontraban, ya que todo lo que tenían lo habían puesto a buen recaudo bajo tierra."
Diario de Jonathan Harker (Drácula de Bram Stoker)
- Tercer tema del "Drácula" (2012) de Norddrac:
"Al hacerse de noche, los pasajeros parecieron ponerse algo nerviosos... El cochero fustigó despiadadamente a los caballos con su largo látigo, y con frenéticos gritos de aliento los urgió a hacer mayores esfuerzos. Entonces, en medio de la oscuridad, creí distinguir delante de nosotros una especie de claridad grisácea, como si hubiera una hendidura en las colinas. El nerviosismo de los pasajeros aumentó. La diligencia rodaba alocadamente sobre sus grandes ballestas de cuero, y se balanceaba de un lado a otro como un barco sacudido por la mar agitada. Tuve que sujetarme. El camino fue allanándose, y parecía que voláramos. Luego las montañas fueron acercándose a nosotros por ambos lados, pareciendo que nos amenazaban... Nubes amenazadoras se desplazaban sobre nuestras cabezas, y en el aire había una sensación densa y opresiva de tormenta. Parecía que hubiera dos atmósferas distintas en cada vertiente de la cadena montañosa, y que nosotros nos dispusiéramos a entrar en la tormentosa... Luego, el cochero hizo restallar su látigo y dio voces a sus caballos, que prosiguieron su camino a Bucovina. Cuando les vi desaparecer en la oscuridad, sentí un escalofrío inesperado y me invadió una sensación de soledad. Mas el cochero de la calesa me echó una capa sobre los hombros y me puso una manta entre las rodillas, diciendo en excelente alemán:
- La noche es fría, mein Herr, y mi amo el conde me ha ordenado que cuide de usted.
Me sentía algo raro, y bastante asustado. Creo, que de haber tenido cualquier otra alternativa la hubiera adoptado, en lugar de proseguir aquel viaje nocturno rumbo a lo desconocido... "
Diario de Jonathan Harker (Drácula de Bram Stoker)